miércoles, 28 de noviembre de 2012

Las TIC en los colectivos con discapacidad


Las TIC en los colectivos con discapacidad

Uno de los colectivos que se ve especialmente beneficiado por la aplicación de las TIC al área de la educación es el de las personas con discapacidad y es que, si el desarrollo tecnológico no tiene en cuenta las necesidades de este sector, se pueden dar nuevas formas de exclusión social. Según datos del estudio que nos ocupa, la discapacidad afecta a un 9% de la población en España, siendo el número de afectados de edad comprendida entre los 6 y 14 años de 61.337, número que asciende a 110.285 si pasamos al tramo  de entre 15 y 24 años.

Las personas ciegas o deficientes visuales tienen, como es obvio, serios problemas de accesibilidad a las TIC. Dicha dificultad se suple con los llamados "revisores de pantalla" que permiten interpretar la pantalla a través de una línea Braille añadida al teclado y un sistema de voz. En caso de que no haya ceguera sino deficiencia visual, la solución radica en el tamaño de las fuentes, colores, contrastes, resolución de pantalla, etc.

El caso de los sordos es algo distinto, aunque si bien podría pensarse que al tener facultades visuales no deberían tener problemas para leer y escribir de forma correcta, la realidad es que muchos de ellos presentan problemas de lectura y escritura. El remedio en este caso consiste en establecer un vocabulario y una estructura de navegación sencilla.  Adicionalmente, es necesario que los contenidos en audio vayan acompañados de subtítulos o descripciones textuales.

Por su parte, la discapacidad física hace que surjan problemas de accesibilidad, desde ser capaz de encontrarse ante el ordenador, ya que acomodar una silla de ruedas no es fácil, hasta superar la falta de fuerza o destreza en el manejo de utensilios como el teclado o ratón. Las imágenes y textos de pequeño tamaño en Internet, así como las ventanas emergentes son algunas de las dificultades que estas personas encuentran, puesto que dificultan el apunte del ratón.

Las personas que presentan discapacidad intelectual, por último, tienen más problemas con el software que con el hardware. Suelen sentir confusión ante la magnitud de información disponible en Internet, muchas veces compleja, tanto como el lenguaje que a veces se emplea para transmitirla. Al igual que en las personas sordas, la clave en este caso estaría en el uso de un lenguaje sencillo y un esquema de navegación poco complicado.

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